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#FICUNAM2022: Malintzin 17. La persistencia del estilo fĆ­lmico de Eugenio Polgovskyļæ¼



Por: Gabriela RomƔn MƩrida | @GabRomerid

Hay en el trabajo de Eugenio Polgovsky, una forma estilƭstica que goza de autenticidad explƭcita. Acercarnos a su filmografƭa es encontrar ante la pantalla un sinfƭn de elementos discursivos y cinematogrƔficos muy bien definidos que se han logrado inmiscuir en el imaginario de las y los seguidores del cine documental de nuestro paƭs.



Basta con voltear a ver la reciente publicaciĆ³n del libro ā€œEugenio Polgovsky: la poĆ©tica de lo realā€ para darnos cuenta de que su cine marcĆ³ profundamente la historia del audiovisual mexicano a travĆ©s de narrativas que exploran la vida en el campo mexicano (Los herederos, 2008), los usos del espacio pĆŗblico con su vitalidad simbĆ³lica (Mitote, 2012) y la contaminaciĆ³n de los rĆ­os y sus consecuencias dentro de un sistema capitalista que nos absorbe cada vez mĆ”s (ResurrecciĆ³n, 2016).

Malintzin 17, la mĆ”s reciente producciĆ³n de Tecolote Films, es una oportunidad para redescubrir el estilo de Eugenio. El mismo estilo que marcĆ³ su trabajo como documentalista independiente durante toda su trayectoria y que creĆ­mos errĆ³neamente haber perdido despuĆ©s del deceso del cineasta en el aƱo 2017.

Durante 64 minutos, el documental nos deja asomarnos a un espacio Ć­ntimo y personal, nos acerca a lugares a los que nunca habĆ­amos tenido acceso en sus otras pelĆ­culas; su hogar, su familia, su voz. Con cĆ”mara en mano y con una ventana al frente, desde el segundo piso de su vivienda coyoacanense, Polgovsky registra creativamente el mundo cotidiano del exterior citadino. Una tĆ³rtola elige hacer su nido y un hacedor de cine decide filmarlo, asĆ­, sin mĆ”s.

La calle, el cielo, los transeĆŗntes y el ave, son solo algunos de los protagonistas que, bajo una atmosfera sonora de pregoneros, lluvia y mĆŗsica, nos envuelve en una dinĆ”mica urbana en la que resaltan los colores vivos de las casas de MĆ©xico. Cuando Milena (la pequeƱa hija de Eugenio) entra a cuadro, queda al descubierto la ternura del mundo interior y de la calidez hogareƱa que existe detrĆ”s de esa ventana que el realizador eligiĆ³ como lĆ­nea divisoria y contrastante de dos universos; el privado y el pĆŗblico.

Milena es la compaƱƭa perfecta para esta travesĆ­a Ćŗnica a la que se enfrenta su padre cuando toma la cĆ”mara y decide grabar todo aquello que lo cautiva y sorprende desde su trinchera en Malintzin. Breves diĆ”logos se asoman repentinamente en las secuencias de la tĆ³rtola, la comunicaciĆ³n entre ambos sucede entre simpĆ”ticas charlas en las que Milena pregunta y Eugenio responde o Eugenio pregunta y Milena responde.

La pelĆ­cula se mueve entre un constante e inevitable dualismo. La cĆ”mara fija su objetivo arriba y abajo, nos lleva del dĆ­a a la noche, primero el sol, luego la lluvia. Cuando penetra el silencio, es porque minutos antes el ruido vacilante hizo su apariciĆ³n. La gente camina pero tambiĆ©n se detiene.

Mara Polgovsky (codirectora, guionista y editora) logra reapropiarse ā€“ en el mejor sentido de la oraciĆ³n ā€“ de los discursos de Eugenio. Comparte a travĆ©s del montaje y la musicalizaciĆ³n, parte de la cosmovisiĆ³n de su hermano y logra mantener la esencia humana que siempre fue visible en todos y cada uno de sus filmes; desde la preocupaciĆ³n por los problemas del medioambiente, hasta la forma de ver en cada detalle y en cada momento, un lenguaje Ćŗnico que se materializaba para generar todo tipo de emociones al interior de la sala.

Lejos de las intenciones que el significado de la palabra homenaje puede tener en relaciĆ³n con la exhibiciĆ³n de esta obra que tuvo su estreno mundial en el Festival Internacional de Cine de RĆ³terdam 2022, y nacional en el 12Ā° Festival Internacional de Cine de la UNAM donde obtuvo una MenciĆ³n Especial siendo parte de la categorĆ­a Competencia Internacional, me gusta pensar en Malintzin 17 como una forma de persistencia. En la resistencia de algo que se niega a desaparecer porque existe en las imĆ”genes de un archivo personal que se mantiene guardado y en espera de convertirse en algo mĆ”s que un acervo.


En Malintzin 17 estos elementos tambiĆ©n se hacen presentes. Nos encontramos una vez mĆ”s con el Eugenio que visibiliza problemĆ”ticas ecolĆ³gicas, el observador silencioso de las dinĆ”micas culturales y sociales que, entre puestos y pregoneros acecha pero que entre transeĆŗntes y coches charla con su pequeƱa hija abriĆ©ndonos la puerta de su intimidad para dejarnos ver el lado mĆ”s oculto de su vida.



Gabriela RomƔn

Historia del cine. Ecatepunkense defensora de los derechos culturales. Directora de Cinefolio.

Para leer el artĆ­culo completo publicado en https://girlsatfilms.com da click aquĆ­.

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